martes, 10 de septiembre de 2013

Doctrinas económicas

El pensamiento económico ha cambiado a través de los siglos. Son múltiples las causas de dichos cambios, no siendo los mismos para bien o para mal, sino mas bien, el resultado de diversos factores que obligan al hombre a adaptar su visión explicativa de la realidad ante las circunstancias que vive.

Históricamente quienes pensaron por primera vez el problema económico, en términos de proposiciones normativas, fueron los patriarcas y los profetas. Por un lado, simplemente expresaban la división existente entre ricos y pobres, siendo los derechos de propiedad, mas no la posición social, aquello que puede ser utilizado como mecanismo regulador de las relaciones sociales imperantes. Relaciones que se basaban en la justicia y la piedad; por eso, se concibe como arbitrario el embargo a la ropa y útiles de trabajo de los deudores, además de que los abusos en el comercio eran castigados.

Así, el idealismo, es el factor imperante en este tipo de comunidades, donde el cumplimiento y entendimiento de ciertas normas de conducta básicas, son la garantía de satisfacción de las necesidades personales y sociales. Garantía que a su vez, depende de la voluntad divina.

Más adelante aparecerán dos corrientes de pensamiento. Por un lado, el pensamiento griego, enriquecido por los aportes de Platón referentes a la división del trabajo, estratificación y orden social, y Aristóteles quien expone la primera teoría del valor y explica las dos dimensiones de la economía: una referida a lo necesario y otra que se ocupa de lo superfluo, siempre entendiendo que la búsqueda del bien individual, debe ante todo ser compatible con el bien colectivo, independientemente de que su análisis se enfoque en los aspectos netamente domésticos.

Y por otro lado, tenemos la corriente de pensamiento expuesta por Chanakia, quien concibe la actividad económica desde un punto de vista técnico, cuyo enfoque debe ser dirigido a la consecución de sus objetivos, aunque para ello implique la deshonra y la bajeza. Es por ello que Chanakia es también conocido como el "Maquiavelo de la India".

Posteriormente, los romanos ven en las actividades agrícolas una fuente de riqueza altamente valorada, contrario a lo que pensaban del comercio, la venta ilícita, la usura, etc. De hecho, Cicerón afirmó que la industria y el comercio eran despreciables y sólo la agricultura es elogiable.

Cuando se impone el modo de producción feudal, surge la escolástica, pensamiento fuertemente ligado a las enseñanzas cristianas e influenciado por la corriente aristotélica. De este modo, mediante apreciaciones y razonamientos filosóficos, se establecen los principios rectores de la sociedad medieval, teniendo como punto de partida la moral. Así mismo, el precio tanto de la fuerza de trabajo como de las mercancías, estaba revestido de la idea de justicia; por lo tanto, el precio se debía determinar por el costo de producción, y el salario, por la calidad de vida del obrero.

Los viajes de exploración, el Renacimiento, la Reforma y el nacimiento del capitalismo comercial, dan luz a un nuevo punto de vista sobre las realidades económicas. Diversos mercaderes y funcionarios públicos, escribieron y recomendaron prácticas económicas basadas principalmente en la actividad comercial. A este cuerpo de ideas, impregnadas de un fuerte nacionalismo, se le conoce como "mercantilismo".

Dentro de los principales planteamientos, cabe destacar el reconocimiento del estado como principal conductor de la actividad económica, el cual, debe propender por la acumulación de gran cantidad de metales preciosos, mediante una balanza comercial favorable o a través de la explotación minera.

Estas políticas indudablemente favorecieron el desarrollo de la industria, que a su vez es concebida como la actividad económica más importante. Por otra parte, veían al pueblo como fuente de fuerza de trabajo, y consideraban que un incremento poblacional, traía como consecuencia una baja en el precio de los salarios. Igualmente, veían el proceso de colonización, como una forma de acceder a las riquezas de otros pueblos, extrayendo de ellos sus materias primas y obligándolos a comprar sus productos manufacturados.

Cuando el capitalismo industrial se impone en la realidad económica, surgen varios pensadores, no necesariamente mercaderes o funcionarios públicos, cuyo interés es más filosófico o académico, y argumentan sus opiniones con base en una detallada observación estadística y analítica de los acontecimientos económicos y sociales del momento, incluyendo todos los agentes económicos, y todos los hechos económicos. A esta corriente de pensamiento se le denomina "economía política" y su principal exponente es William Petty, cuyo aporte fue el primer avance hacia el análisis científico de la economía. Como contribuciones se destacan: la elaboración de una teoría del precio, el valor y el trabajo y la defensa de la propiedad privada, e industrial.

En el siglo XVIII surge una doctrina que se denominó "fisiocracia". Ésta escuela de pensamiento, considera que la economía se mueve sola, como un ente de la naturaleza, por eso, cuando el soberano pregunta ¿qué debo hacer en economía?, la respuesta del fisiócrata es "dejad hacer, dejad pasar" "laissez faire laissez passer". Ven a los agricultores y terratenientes como la clase productora, ya que en aquel momento, la agricultura era todavía más rentable que la incipiente industria, y de hecho nadie podía suponer la importancia que cobraría más adelante el sector industrial.

Como complemento y explicación a muchas de las ideas de los fundadores de la economía política, nace la denominada "escuela clásica del pensamiento económico". La importancia de la compilación y sistematización de este cuerpo doctrinal, radica principalmente en la elevación de la economía a la categoría de "ciencia" y su consecuente inclusión, como carrera universitaria.

Sus principales exponentes son Adam Smith, quien es conocido también como padre de la economía moderna, gracias a su libro "Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones", además de David Ricardo y Roberto Maltus.

Smith, en concordancia con los fisiócratas, considera que la ley natural es superior a la ley humana y plantea que la economía se rige por una mano invisible y que el Estado tan solo entorpece su natural evolución. Piensa que el hecho de que cada quien busque su propio beneficio, origina el bien común. Explica que la productividad del trabajo se presenta gracias a la división del mismo. Plantea un primer esbozo de las leyes de oferta y demanda, después explicadas gráficamente por Marshall.

David Ricardo, piensa que la economía política debe determinar las leyes que rigen la distribución de la riqueza entre las clases que contribuyan a formarla. Establece una teoría del valor, del trabajo, de la renta y establece la teoría de los costos comparativos.

Por otro lado, Robert Malthus pensaba que la población crece más rápido que los medios de subsistencia, y que por eso debía ser controlada mediante las hambres, las guerras, y los vicios.

Debido a que la mano invisible no fue lo suficientemente justa con todos los miembros de la sociedad, nace una linea de pensamiento, denominada marxismo, que analiza aún más profundamente la realidad económica, avanzando en diversos aspectos, como lo son: la pirámide de la ciencia económica, definición de la plusvalía, efectos sociales de la propiedad y la crisis como elemento inevitable del capitalismo. Con base en sus preceptos, propugnan un nuevo tipo de sociedad basada en premisas diferentes a las capitalistas.

Marx convierte a la Economía en una ciencia histórica, en una disciplina cuyos principios no son universales ni absolutos, sino restringidos a ciertas dimensiones de espacio y tiempo.

Al pretender defender los derechos de propiedad y la diferenciación de clases sociales, surge una nueva doctrina económica denominada neoclasicismo. Los neoclásicos abordan todos los problemas económicos desde un punto de vista marginalista y subjetivo, obviando gran parte de los rasgos de la conducta humana, limitándola a un ideal netamente utilitario, en razón al deseo de querer basar sus explicaciones mediante abstracciones matemáticas.

El 24 de octubre de 1929, estalla la crisis anunciada por Marx. La bolsa de valores de Nueva York colapsa y el mundo se sume en una crisis sin precedentes. Ante esta chocante realidad que atropelló al mundo duramente, surge una nueva forma de abordar la economía. Surge el keynesianismo. Finalmente el mundo reconoce que la mano invisible no es una solución económica viable. Consecuentemente se desarrolla la teoría macroeconómica y la caja de herramientas de Kaynes, devolviéndole la importancia y responsabilidad al Estado.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, América Latina, se ve enfrentada a las crisis propias del sistema capitalista, lo cual alimenta una intención de desarrollar la región mediante políticas económicas ajustadas a sus realidades. Surge así el "estructuralismo". Principalmente proponen cambiar la producción minifundista y latifundista por explotaciones de tamaño medio, diversificación de la producción y comercialización agrícola y la redistribución del ingreso, entre otros.

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Como podemos ver, el pensamiento económico generalmente aceptado, siempre ha sido excluyente, salvo las ideas marxistas y las enmarcadas dentro del modo de producción cooperativo. La humanidad ha avanzado en la comprensión del mundo natural, deslumbrada y anonadada, queriendo aplicar sus leyes al mundo social; sin embargo, ha quedado demostrado que los seres humanos podemos elegir, y esa capacidad de elección pone directamente en nuestras manos la responsabilidad de construir nuestras propias realidades. No hay mano invisible que guíe nuestra conducta, son nuestras decisiones las que la guían.

Vale la pena analizar, hasta qué punto las nuevas doctrinas o lineas de pensamiento económico, están dispuestas a tener en cuenta el carácter ético y moral intrínseco del comportamiento humano. Así como la insistente negación de la existencia de la crisis, generó la gran depresión, vale la pena cuestionarse, hasta qué punto el insistir en negar la responsabilidad ética de la economía, puede generar catástrofes aún más severas.

La humanidad ha avanzado en el campo de la neurociencia. El análisis del comportamiento humano ya no se restringe a los límites de la culpa, el paraíso o el infierno, el pecado o la virtud. Hoy en día tenemos tecnología revolucionaria y a disponibilidad nuevos métodos de investigación psicológica que nos permiten tener mayor claridad acerca de lo que realmente representa el bienestar para las personas.

Hemos visto que a lo largo de la historia los diferentes pensadores y economistas han confundido el deber ser de la economía, e incluso se ha olvidado la voz de Aristóteles, cuando atribuía a la economía la importancia de garantizar el bien individual, sin perjuicio del bien común. Hemos aceptado a través de los tiempos, explicaciones falsas referentes al carácter humano. Y esos errores son normales teniendo en cuenta que somos una humanidad en proceso de formación. Hemos cometido errores y los hemos sufrido. Hemos aprendido muchas cosas, pero es indiscutible que aún nos falta.

Sigamos pues, pensando la economía. Quizá esté en nuestras mentes y en nuestros corazones, la fórmula perfecta para proponer un mundo mejor.

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