Pocas veces reconocemos que somos parte de la naturaleza, de hecho hemos sido clasificados como “monos”, aunque suene gracioso, ese es nuestro lugar dentro de la zoología. Hemos habitado el planeta desde hace más de 600.000 años, conviviendo armónicamente con nuestro entorno, prueba de ello es nuestra propia supervivencia y la de las miles de especies animales y vegetales que nos rodean. Pero lastimosamente, como pueblo, hemos sido acusados falsamente de destruir la fauna y flora a lo largo de nuestra existencia, dichas afirmaciones se basan simplemente en teorías y supuestos, que no han logrado trascender la fase de hipótesis para poder convertirse en afirmaciones verdaderamente científicas.
Sin embargo estas acusaciones, son tomadas en serio, y así como en alguna época era irrisorio afirmar que la tierra era redonda, hoy para muchos es irrisorio afirmar que la humanidad es inocente de esos cargos. Porque si analizamos a fondo lo que realmente ocurre, nos encontramos con que éstas calumnias, son estrategias de los grandes poderes económicos para eliminar los lazos fraternales que nos unen como raza, siguiendo la consigna “divide y vencerás”, tan diversamente aplicada por los monstruos que nos dirigen.
Es cierto que nuestro planeta está en riesgo, pero no es por culpa nuestra. Identifiquemos los responsables, y acusémoslos a ellos, porque no está bien culpar a las victimas sin siquiera desenmascarar los victimarios.
Si hemos de defender nuestro planeta, que sea por nosotros mismos. Negar que muchos han sacrificado incluso sus vidas por otros, negar la belleza del arte, la infinitud de la cultura, es la mayor muestra de ignorancia y fanatismo. Es aberrante tildar a la raza humana de plaga sólo por la acción deplorable de unos pocos. Mi llamado interminable es hacia el RESPETO por nosotros mismos y RESPETO hacia los demás.
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